domingo, 26 de mayo de 2013

DRA. MILDRED MERINO DE ZELA

EL FOLKLORE COMO TÉCNICA EDUCATIVA*
Dra. Mildred Merino de Zela
Escuela Nacional de Arte Folklórico, INC PERÚ

*Esta exposición es un resumen de nuestra cátedra en los cursos vacacionales de Perfeccionamiento Magisterial, especialidad de “Folklore y Educación” que desde 1968 venimos impartiendo en  el Instituto Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, a cuyo alumnado agradecemos su aporte a la discusión  del mismo

Aunque quizá la progresiva Reforma Educativa en mi Patria irá tomando obsoletos algunos procedimientos aquí expuestos, considero que el ejemplo de la selección, los fundamentos del empleo del folklore en la Educación y la aplicación de las diversas unidades folklóricas a las varias materias educativas son válidos no solo para la Escuela en general sino susceptible de una reorientación aplicable a la nueva Escuela Peruana.[i]

1.- QUE ES FOLKLORE
Inicialmente definiremos el folklore como aquella parte artístico – tradicional de la cultura que expresa los sentimientos, ideas y comportamiento del Hombre; es decir, su cultura espiritual, por medio de la literatura oral, música y danzas.
El folklore es patrimonio, fundamentalmente, de las clases campesinas (Folk) y más populares de las clases urbanas; es, pues, básicamente de ellas que nos referiremos, aunque estos principios pueden generalizarse a todos los grupos de cultura tradicional.
En el presente trabajo nos detendremos especialmente en algunos de los diversos géneros de la literatura oral narrativa que, como recordaremos, consta de cuentos, mitos, leyendas, fábulas, casos y anécdotas, y versificada: refranes, dichos, adivinanzas, trabalenguas, poesía, brindis, apodos “insultos”, fórmulas verbales: de pleito, amiste, saludo, despedida, de juegos, etc. Y oraciones; y de música solamente nos referimos a las canciones, o sea a su texto literario[ii].
A fin de hacer más comprensible y breve nuestra disertación, le daremos una forma esquemática susceptible de ampliarse en otra oportunidad.

2.- EL FOLKLORE EN LA EDUCACIÓN
El paso inicial del Maestro es capacitarse teóricamente en los fundamentos de la ciencia del Folklore; luego recopilar, clasificar, analizar y aplicar a la Educación el material recogido.  En este camino largo pero hermoso, le ofrecemos nuestra ayuda.
El folklore puede emplearse en la Escuela, especialmente en la Educación Primaria o primeros grados de la Educación Básica[iii], (3) con triple finalidad: a) Formativa, b) Informativa, c) de relación con la comunidad; o dicho de otra manera, en función de: 1) Maestro, 2) Alumno y 3) Comunidad.
1.- El folklore en función del maestro: El Profesor debe conocer la vida espiritual de la comunidad en que se enclava la escuela, tanto como su realidad física y material; así adecuará su enseñanza hacia esas realidades y normará su actitud magisterial y humana hacia el pueblo. El folklore, al permitirle conocer la intimidad de éste, le facilitará su comprensión de los padres de familia y, por supuesto, de su alumnado; compartirá su vida.
Al conocer y comprender sus narraciones, música y danzas, deberá analizar su contenido y significado y llegará a captar sus Valores, relievarlos y emplearlos en su labor educativa.
El maestro debe conocer la cultura tradicional del pueblo, como base fundamental para adentrarle la cultura universal de que  es portador oficial.
Ya el maestro acepta como principio educativo la enseñanza
A partir de la lengua materna (educación bilingüe): desde anteriormente preconizaba el fundamento en el ambiente físico local y regional ¿Cuándo llegará a completar la necesaria trilogía con la aceptación de la cultura tradicional como base sobre la cual deban afirmarse los subsiguientes conocimientos y acciones educativas?
2)   El folklore en función del alumno: Generalmente el niño encuentra en la escuela un mundo completamente diferente de su medio ambiente y esto le produce un desajuste en su hogar y con la comunidad. Se siente un ser un ser disminuido, ignorante, proveniente de un medio ignorante –así se le manifiesta-, que diariamente ingresa a otro mundo, la Escuela, donde todo es superior, bueno y sabio, se le dice.
Pero mediante el folklore que el alumno conoce, se le puede hacer sentir que él también tiene una sabiduría que podrá llevarla a la Escuela. La base cultural del alumno en su conocimiento del medio ambiente espiritual, físico y material de su pueblo; podemos hacerle comprender que su conocimientos serán aprovechados en cuantos valiosos y que de él depende mostrar el valor que tienen, si reflexiona sobre ellos para su adecuada exposición y aprovechamiento.
A su vez el maestro tomará los materiales folklóricos de que es portador el niño, para la formación e información del escolar.
3)  El Folklore en función de la Comunidad: Muchas veces, por diferentes motivos, la Escuela significa una institución antagónica a la comunidad. El Folklore es uno de los mejores medios para unirlas. El poblador se sentirá vinculado a la escuela si escucha en sus patios o aulas las canciones de su pueblo; si ve en sus aulas y colecciones los bienes y productos de su comunidad; o recibe una apreciación o consejo acerca de ellos; si constata que en las fiestas escolares también son apreciados los instrumentos musicales, el arte local, si él es el llamado para enseñar una danza o una técnica artesanal o simplemente para que muestre a la comunidad escolar el producto de su labor –y seguimos hablando del folklore y el arte popular- sea una técnica o un vestido típico, un objeto artesanal. El padre de familia comprobará que mediante su colaboración la escuela podrá participar en las costumbres y fiestas tradicionales de la comunidad (limpiacequia, cosecha, trilla, marcación del ganado, chaco, techa-casa, fiesta patronal, etc.; a ellas llegará la escuela pero con una nueva actitud para extraer sus enseñanzas desbrozando lo negativo que hallare luego de imparcial reflexión crítica, examen y discusión realizada en conjunto por maestros y alumnos.

Hemos dicho que el folklore puede emplearse con triple orientación, función y finalidad. Veámoslo de otro punto:
a)   Formativa: se refiere a la educación del alumno. [iv](4) La Escuela no solamente va formar el intelecto del niño, sino su carácter, su personalidad; requiere, por tanto, una base espiritual de la cual parta para desarrollar sus potencialidades, iniciativas e intereses. Esa base es, indiscutiblemente, los valores grupales, los principios de su comunidad.
Luis E. Valcárcel, el patriarca de la antropología peruana, señalaba ya que los diferentes “órdenes de actividad cultural” tienen valores que le son propios. es a ellos que el maestro se referirá: los conceptos y aspiraciones que tiene la comunidad referente al bienestar, justicia, orden, honor y prestigio, divinidad, verdad, perfección, belleza, solidaridad, cosmovisión. No serán principios explícitos que se le mostrarán; será tarea del maestro descubrirlos; y una vía segura será el extraerlos del folklore de la zona. No olvidemos que estamos hablando de la cultura tradicional, la cultura muchas veces encubierta. Pero hay valores como la libertad, el bien social, la igualdad, la fraternidad, en que debemos igualmente formar al niño.
No solo los valores formales se encuentran subyacentes en el folklore; también detalladas normas morales y de comportamiento que tienen que ver con la coexistencia grupal surgirán del análisis de los textos y de la realización del hecho folklórico.
Del examen de los materiales brotarán los ideales de acción, los ejemplos del heroísmo –no los gangster, de la violencia o del triunfo fácil- y de la solidaridad, bondad, de la justicia en defensa de los pobres y desamparados; los antiguos valores religiosos: del deber, del servicio, piedad, amor, sacrificio; el criterio estético del grupo, lo que no impide que hagamos conocer y apreciar al educando también los valores del arte clásico y moderno.
Como la aplicación del folklore demanda el conocimiento previo de las unidades folklóricas y sus análisis subsiguientes, requiere el concurso activo del niño como informante y recopilador, hará de él el sujeto activo, no pasivo, que la educación requiere; “participará” en el proceso educativo, en la amplia aceptación de la palabra.
b)     Informativa: se refiere a la instrucción del alumno. El folklore es un valioso auxiliar para la enseñanza y el aprendizaje, facilita tanto la labor del maestro como el esfuerzo del educando. Aquí se cumple admirablemente “el enseñar deleitando” a que también se refiere la distinguida  etno-musicóloga venezolana-argentina Isabel  Artez.
El folklore  coadyuva al aprendizaje. Además de servir de “Centro de interés” –como lo señalaran previamente Ismael Moya[v], Isabel Artez[vi] y Clara Passafari[vii]- y en el Método de “Proyectos”[viii], podemos usarlo cual diferentes técnicas educativas para ejemplificar, motivar, amenizar, observar, analizar afianzar conocimientos, caracterizar y como ayuda mnemotécnica a puntos específicos de las diversas asignaturas del programa de la Educación Básica y Primaria.
Citaremos posteriormente algunos ejemplos que faciliten la comprensión de cada una de ellas.
c)      De relación con la Comunidad: los elementos folklóricos a utilizarse pueden pertenecer al folklore local, regional, nacional y mundial; mediante ello, además de la misión integradora del niño en la comunidad local y nacional, lo orientaremos hacia los sentimientos de la fraternidad humana, por encima de los límites políticos de los pueblos. Entenderemos que esa delimitación por países se hace como medio de organización, no de separación de los hombres. Y “la responsabilidad de impartir una enseñanza de carácter nacional[ix] no está reñida con ese procedimiento.
Sabemos que el folklore proporciona la oportunidad de “fortalecer los vínculos sociales con alegría y regocijo”[x]; así fortalecerá los círculos comunitarios en que se desarrolla el niño, a partir de su pequeño hogar-escuela, pueblo, región, nación y universo.
Verdad que se habla en los tiempos actuales de la “alienación” del folklore, aduciendo que la mayor parte de las manifestaciones artístico-folklóricas son motivadas por la postración social; este tema será motivo de discusión con los alumnos de los grados superiores, pero entendamos que, en realidad, todos los productos culturales son consecuencia de las condiciones socio-económicas y culturales predominantes e, inclusive, determinadas por el medio físico o hábitat, desde los comienzos de los géneros humanos.
A medida que los niños sean mayores, conjuntamente con el maestro irán analizando los materiales folklóricos para descubrir cómo es nuestro pueblo; lo que se sabe, cree y piensa; lo que se siente y anhela, teme y espera; sus tensiones y problemas, sus proyectos y esperanzas; obtendrá otro conocimiento de aquello que aprendió espontáneamente durante su infancia. Lo que alegra las horas de descanso del pueblo, lo que educó inconscientemente  al niño será seleccionado de acuerdo a los intereses educativos y no llevará a la comprensión y respeto de la Comunidad; será un nexo, un vínculo entre la escuela y comunidad.
En el folklore debemos ver, asimismo, cómo la fortaleza cultural del pueblo ha resistido, opuesto y denunciando esas opresiones de la “dominación” y el “colonialismo”, la explotación a que se le tenían sometido   espiritual y materialmente; basta “saber ver” los temas folklóricos sean textos orales o coreográficos. La canciones de la trilla de Angasmayo publicadas por José María Arguedas[xi] en 1953, pueden ser consideradas en este tiempo la mas autentica canción de protesta”. El clamor por el reconocimiento de “los derechos humanos” está latente en los textos folklóricos; un análisis de “El sueño de pongo”[xii] sirve admirablemente a esos fines.
Educar es ir mejorando al ser a través del hombre a la sociedad, pero no el cambiarlo totalmente, eso sería robar, raptar, suplantar al hombre; educar es transformar en colaboración, desarrollando sus potencialidades, no hacerlo a la manera de los conquistadores destruyéndolo todo para imponer lo suyo; comunicaremos a la ciencia moderna partiendo del saber tradicional del pueblo.
Nunca será demasiado insistir con el profesor que evite ridiculizar y mofarse del espíritu nativo, de sus creencias y costumbres, de los valores y normas culturales del grupo –un examen detenido de las nuestras “urbanas”, “civilizadas”, encontraría también motivo suficiente para ello, como lo son algunas de los pueblos más desarrollados”-, No se trata del educando dude y se avergüence de la cultura tradicional, sino de basarse de ella para lograr  una “comunicación” íntima, profunda con el educando y su comunidad familiar y local, que permita avanzar hacia los más codiciados logros educativos.

III EL FOLKLORE COMO TÉCNICA EDUCATIVA
Hemos dicho que es posible aplicar el material folklórico como diversas técnicas educativas; veámoslo:
1.- Ejemplificar: si vamos ocuparnos de los sentidos podemos comenzar con el conocido refrán  “Ver, oír y callar, quién del mundo quiere gozar”(13), el cual menciona ya tres de los sentidos.
Quisiéramos aclarar que, a pesar que estamos constantemente al niño, se nos debe entender más bien que nos referimos al escolar en general, aunque es necesario escoger los textos apropiados para los jóvenes y adultos, pues consideramos que el folklore es también aplicable a la educación de adultos.
Pongamos un ejemplo, para tratar igualmente de los sentidos:
“Cinco sentidos tenemos
y los cinco precisamos,
cuando nos enamoramos” (14).
2.- Motivar: “¿De qué color fue el caballo blanco de San Martín?” adivina burla refiriéndose al cruce de los andes del “Protector del Perú”.
3.- Amenizar: Al hablar de la aviación o de los adelantos espaciales, comparan con el desconocimiento de siglos ha, que se desprende del antiguo versesito o copla.
“Para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita”.
4.- Análisis: La cordillera de los Andes es una masa abrupta de altas cumbres y sus estribaciones. Una versión de la leyenda de la “Achique” cuenta cómo al caer la bruja de las alturas a que se había elevado, se estrella en el suelo y sus huesos dan lugar a la cordillera. Analizar el por qué de la comparación implícita (irregularidad de los huesos, largo, altura y forma de los picos y montañas a semejanza de los huesos).
5.- Afianzamiento: Para curar el resfriado decimos al alumno la necesidad de abrigarse, mantener una temperatura conveniente o guardar cama. Recordarles la “receta” implícita en el antiguo canto infantil, que asimismo indica que el dolor es un grado mayor del resfrio, un síntoma de la gripe:
“Tengo una muñeca vestida de azul
con zapatos blancos, vestida de tul;
la saqué a la calle, se me constipó
la metí a la cama con mucho dolor…”

6.- Caracterización: Las adivinanzas son magníficas ayudas; por ejemplo:
“Tablita sobre tablita
hay un negrito en camisita”.
Nos permitirá diferenciar las varias partes de los frutos, en este caso el pacay, con su “tablita” -vaina: epicarpio; “negrito”-pepa; semilla y “camisita”-comida: mesocarpio
7.- Ayuda mnemotécnica: Un ejemplo de las matemáticas tradicionales para los escolares del primer grado, en el aprendizaje de la suma es la conocida ronda infantil:
“Dos y dos son cuatro                                               2+2=4
cuatro y dos son seis                                     4+2=6
seis y dos son ocho                                        6+2=8
y ocho dieciséis                                              (8)+8=16
Como vemos solamente tendremos que “racionalizarla” con ellos y continúa:
“Brinca la tablita
yo ya lo brinqué,
bríncala tu ahora
que ya me cansé”.
Decirles que usualmente se llama “Tablas” a estos resúmenes que facilitan la memorización y consulta de las cuatro operaciones.
Para “Lenguaje”, nos ayudará a diferenciar ambos sentidos de la misma palabra “tablita” de los ejs, 6 y 7.

IV. APLICACIÓN FOLKLÓRICA EN LAS ASIGNATURAS ESCOLARES.
Vamos a tratar de demostrar que si analizamos el material que hemos recopilado, es factible hallar y seleccionar variados ejemplos para diferentes puntos de las asignaturas del programa escolar.
1)     Botánica: Diversas leyendas explican por qué tienen las plantas determinadas características; cómo y por qué se les dio ese nombre; las muchas creencias que existen sobre ellas (lo que nos dará la oportunidad de confrontarlas con los conocimientos científicos y según ellos ratificarlas o rechazarlas). Los nombres de flores y árboles son citados con frecuencia en las canciones; recordemos la danza-canción “Phallchay”, flor de color cardenalicio, del Cuzco, que se ha divulgado ampliamente en Lima mediante los “Conjuntos Folklóricos” que nos visitan y aquellos “residentes” en la Capital. –Formó asimismo parete del programa de danzas enseñadas en la antigua Escuela Nacional de Música y Danzas Folklóricas, hoy Escuela Nacional de Arte Folklórico, dependiente del Instituto Nacional de Cultura que dirige la prestigiosa lingüista peruana Dra. Martha Hildebrant.
“No hay que pedirle peras al olmo” o “Bueno es culantro pero no tanto” y refranes similares nos permiten hablar de los productos generalizados en el país y de su empleo.
Las adivinanzas:
“Torón que anda
jil que camina,
burro será
quien no lo adivina”,
Nos introduce o a la yerba medicinal o a hablar sobre los asnos y su alimentación.

“Capita sobre capita,
capita de rico paño,
que no lo adivinarás
ni en un día ni en un año”
Nos describe la raíz comestible, cebolla.
en Lima seguramente que la flor de Amancay permitirá extenderse sobre las diversas parte constitutivas de una flor, pues los alumnos sentirán curiosidad acerca de la que oyen nombrar a través de la conocida “Pampa de Amancaes” o de la tradicional celebración –ya suprimida lamentablemente—conocida como la Fiesta de Amancaes, que se perennizó en la literatura costumbrista y en la acuarela de Pancho Fierro, nuestro, nuestro colonial pintor mulato.
Existen numerosas danzas peruanas que miman las diversas fases del trabajo agrícola, como “La Jija” para la cosecha del maíz; bailes como el “Chancachuño”.
Es regla conocida que la enseñanza debe partir de la flora local; tenemos en el Perú, en el Departamento de Huancavelica, un magnífico juego, de los trece recogidos por el joven Félix Bautista Urruchi, en tesis presentada en la ya citada Escuela Nacional de Arte Folklórico, que honro en dirigir (15). Se llama “Waylin-waylin Kiriki” (waylin: balanceo) y representa mediante los niños, a las plantas y leñadores que extraen a las plantas desde la raíz mientras el canto del gallo marcará cada hora. Mediante el diálogo que se entabla entre el niño-árbol y el leñador que pretende arrancarlo, se expresan las características que aquellos tienen, es decir, se despliega el conocimiento que tiene el campesino de su flora.
Hablar de la “aplicación” del folklore significa también que sobre un texto puede hacerse las variaciones que la iniciativa e imaginación de colores y profesores permita. Así este juego nos da la oportunidad de hacerlo extensivo a animales, vegetales, flores, minerales, etc. o sea a todo aquello que podamos caracterizar enumerándolas, definiéndolas.
Nuevamente el precepto de “Enseñar deleitando”.
El uso de los materiales folklóricos puede continuar de este modo en las diversas asignaturas escolares, formación artística infantil y recreación escolar, pero por limitaciones de espacio lo dejaremos para otra ocasión.
La necesaria brevedad de este escrito nos impide referirnos a otros valiosos trabajos cuya bibliografía no es bueno omitir, por lo cual los cito a continuación:
ALMEYDA, Renato. Manual de colecta folklórica. Rio de Janeiro.
Campanha de defesa do folklore brasileiro, 1965, 217 p. (Ver: Introducao “11. Uma palabra aos professóres primarios”).
ARGUEDAS, José María. “El Congreso Internacional de Folklore de San Pablo”. Folklore Americano, Lima 1974. Nº 2, pp. 5-9. (Ver: “El folklore y la educación básica; con referencias a su aplicación en el Perú”)
“El cuento folklórico como fuente para el estudio de la cultura”
En El folklore como ciencia. Lima, Ministerio de Educación Pública, Escuela Nacional de Música y Danzas Folklóricas, 1965, pp. 14-18 mim.
CARVALHO NETO, Paulo de, Folklore y Educación. Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1961, 315 p.
CORTAZAR, Augusto Raúl, Folklore y Literatura. Buenos Aires, EUDEBA, 1964, 125 p. (Especialmente recomendable para los profesores de la especialidad).
MERINO DE ZELA, E. Mildred. “Fundamentos del profesorado de canciones y bailes peruanos”. En El Folklore como ciencia. Lima, Ministerio de Educación Pública, Escuela Nacional de Música y Danzas Folklóricas, 1965, mim. pp. 31-32, Publicado también con ligera revisión, como “The National Achool of Peruvian Music and Folkdancing”” en: ETHNOMUSICOLOGY, Middletown, Conn. USA, Jan. 1967, vol. XI, Nº 1 pp; 113-115.
TORNER, Eduardo M. El folklore en la escuela. Buenos Aires, Losada, 1965, 176 p.
VALCARCEL, Luis E. “Palabras del Ministro de Educación Dr. ….” En: “10 charlas sobre Folklore”, Lima, Ministerio de Educación Pública, 1946, pp. 49-50 mim. (Trata de la importancia especial del conocimiento por los maestros, del folklore nacional).
En nuestra “Bibliografía del Folklore peruano” (Arguedas, J.M., Merino de Zela, E.M., Ángeles Caballero, César.; México, Comité Interamericano del Folklore, 1960, 186 p) el Cap. 13 “Folklore y Educación” contiene asimismo, una detallada relación de trabajos peruanos sobre el tema.
(1). Esta exposición es un resumen de nuestra cátedra en los cursos vacacionales de Perfeccionamiento Magisterial, especialidad de “Folklore y Educación” que desde 1968 venimos impartiendo en el Instituto Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, a cuyo alumnado agradecemos su aporte a la discusión del mismo.
(2).   Un ejemplo de la aplicación de las danzas puede derivarse de nuestro “Significado histórico del Folklore coreográfico peruano”. Lima, PUC Instituto Riva Agüero.
(3).   Ya nos hemos referido al folklore como procedimiento educativo de la primera edad del niño, en el Cap. VI “Función del Folklore en la educación infantil” de nuestro “El Tipo “Cuentos de Fórmulas. Folklore del Perú”. Lima, PUC. Instituto Riva-Agüero, 1972, pp. 79-85.
(4).  Nos referimos a los objetivos educativos e instructivos separadamente, por necesidad de la exposición del tema, no porque consideramos que se hallan aislados uno del otro.
(5).   Didáctica del folkore, Argentina, Ed. Schapire, la edic. 1946.
(6).   Manuel de folklore venezolano, Caracas, 3 Bibliotecas Popular EL DORADO, la edic. 1956.
(7).   Folklore y Educación, Buenos Aires, Estrada, la edic. 1969.
(8).  Documento 3 del V Simposio Nacional de Tradición y Folklore Argentinos. Cosquín 1967. (Trancrito por C. Passafari, op cit. p. 44-45).
(9).   Aretz op, cit, p, 216.
(10).  Informe Jorge y Margarita Osterling, 1971.
(11). Folklore del Valle del Mantaro. Cuentos mágico-realistas y canciones de Fiestas tradicionales, Folklore Americano, Lima 1953, Nº 1pp. 101-293.
(12).  José maría Arguedas, Lima, Ed. Salqantay, 1965, 19 p.
(13).  La “prudencia” en él implícita nos muestra que no van separadas la información y la formación, la instrucción y la educación.
(14).  Canción de Ayacucho: texto proporcionado por el distibguido charanguista Prof. Jaime Guardia.
(15). “Los juegos folklóricos huancavelicanos de Acobamba y la Educación, Lima 1973, 97 p, ilus. Tesis para obtar el título de profesores de Folklore, especialidad Canciones y Danzas. He solicitado al INC su publicación.

2 comentarios:

  1. Las enseñanza de la Dra. Mildred hasta la fecha siguen vigente, gracias maestra

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  2. Brillante artículo. Gracias por esos aportes a la relación compleja entre educación y folklore.

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